Este ministerio lo asumimos como religiosos, es decir, hacemos votos de Pobreza, Castidad, Obediencia y, uno específico: la Educación.
Es la Pobreza la que nos permite vivir con un corazón que se entrega al trabajo, nos lleva a hacer uso moderado de los bienes, a cuidar las cosas comunes, y a poner al servicio de los demás nuestra capacidad de trabajo y nuestro tiempo.
La Castidad, vivida como un don especial que descubrimos, adquirimos y conservamos con el esfuerzo de cada día, nos impulsa a un amor libre, ordenado y universal, de tal manera que nos mantiene en nuestro esforzado deseo de vivir sólo para Dios, sirviendo a la humanidad.
La Obediencia nos lleva a descubrir lo que agrada a Dios Padre, de tal modo que la oración y la vida comunitaria nos permiten descubrir su voluntad, viviendo con los superiores el discernimiento cotidiano; es la obediencia la que nos conduce a la libertad interior.
Y por la Obediencia nos entregamos a nuestro ministerio, vivido como la misión educadora que busca la formación integral de la persona. Por esta razón, como escolapios, tenemos un cuarto voto: la Educación.
Como religiosos el ministerio lo conjugamos de manera fuerte e importante con la oración y la vida comunitaria.
Nuestra fórmula de la Profesión:
Yo N.N. de S.N., nacido en N.,
de la diócesis de N.,
deseando seguir a Cristo más de cerca,
hago mi Profesión solemne (simple)
en la Orden de las Escuelas Pías;
y en tus manos, P.N.N.,
libremente y de todo corazón
hago voto a Dios Todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
de Castidad, Pobreza y Obediencia
y, según ésta, de dedicarme especialmente
a la educación de los niños,
conforme a las Constituciones de la Orden. Esta profesión y votos,
bajo la protección de la Bienaventurada
Virgen María, Madre de Dios,
y de nuestro Santo Padre, José de Calasanz,
los considero firmes, ratos y válidos,
y quiero que así lo sean para siempre
(por un año).
En fe de lo cual,
cuanto he escrito lo firmo
de propio puño y letra,
en la casa de N., a . de . de .
(Constituciones de la Orden de las Escuelas Pías, n. 119)